La difícil carrera de la inversión en I+D: ¿sigue siendo una asignatura pendiente para España?

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Los deberes de España ante el desafío de la investigación y el desarrollo

Inteligencia Artificial Y Robótica

Que España escale posiciones como uno de los países más punteros y competitivos del mundo depende de una sigla de dos letras que todas las empresas, administraciones e instituciones defienden y anhelan, pero que no siempre recibe todos los apoyos necesarios: la I+D. Analizamos cuál es la situación actual en comparación con otros países. 

Si queremos ver el vaso medio lleno, apreciaremos que en 2018 España aumentó un 6% la inversión en I+D, pero lo que nos transmite el vaso medio vacío es el estancamiento, o incluso retroceso, que hemos vivido en la última década en este terreno.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2018 España destinó 14.946 M€ a la investigación y el desarrollo, cifra similar a la de hace diez años (14.700 M€). En la actualidad, nuestro país destina el 1,24% de su Producto Interior Bruto (PIB) a este elemento clave para el crecimiento económico.

España se encuentra a mucha distancia de Corea del Sur (4,5%), Alemania (3%) o Estados Unidos (2,8%). Tampoco logra igualar su máximo nivel de inversión en I+D, que supuso el 1,4% del PIB en 2010. 

Los datos indican que España está muy lejos del objetivo que se marcó para 2020 la Unión Europea, consistente en llegar al 3% del PIB. También es inalcanzable la meta fijada en el Plan Estatal de Investigación Científica y de Innovación, equivalente al 2% del PIB.

Tal y como subraya en Feedback Today Xavier Ferràs, profesor de Operaciones, Innovación y Data Sciences de Esade, “el déficit tecnológico español para alcanzar los objetivos europeos es hoy de 21.213 millones de euros”.

Esta cantidad sería menor si España hubiera invertido en I+D todo el presupuesto público previsto para tal objetivo, pero en 2018 no fue así: de los 7.003 millones de euros consignados, se invirtió solo el 46,8%. Son cifras preocupantes, ya que el impulso público en el ámbito de la investigación constituye un incentivo para las iniciativas privadas.

Según la Fundación Cotec, “el decreciente grado de ejecución de la política de I+D+i se ha producido de manera paralela al progresivo escoramiento del presupuesto hacia los capítulos de gasto financiero (cap. 8), en detrimento de los capítulos de gasto no financiero (caps. 1 a 7), que aglutinan transferencias corrientes, inversiones reales, gastos de personal, gastos de capital, gastos corrientes y subvenciones”.

Una inversión estratégica

La I+D tiene una importancia estratégica para alcanzar los retos de la sociedad y la economía española con la ayuda de la tecnología. Hablamos de campos tan esenciales como la biomedicina, la nanomedicina, la medicina personalizada, la economía circular, las tecnologías de energías renovables y de hidrógeno, los nuevos materiales para el transporte sostenible, las infraestructuras digitales, la ciberseguridad, el procesamiento del lenguaje natural, el Big Data o el Internet de las Cosas. Todos estos ámbitos constituyen autopistas de innovación que ponen en movimiento y efervescencia a toda la sociedad.

Sin duda, desafíos tan mayúsculos exigen la colaboración público-privada y la sincronización de gobiernos, empresas, instituciones académicas y clústeres como AER Automation. Cabe destacar, en este sentido, que la iniciativa privada lidera la inversión en I+D+i en España, con el 56% del total, seguida por el mundo académico, con el 26%, y la Administración Pública, que asume el 17%, según el INE.

¿Cómo invierten en I+D los otros países?

Resulta vertiginosa la velocidad en la que ha aumentado la inversión en I+D en los países vecinos en el período comprendido entre 2009 y 2018: un 38% en Alemania, un 21% en Reino Unido, un 17% en Italia, un 12% en Francia… En España, el crecimiento ha sido del 2,5%.

Según la Fundación Cotec, si tenemos en cuenta la renta per cápita, hay cinco países de Europa que están por debajo de España y que, sin embargo, están haciendo una apuesta mayor por la investigación y el desarrollo: Eslovenia, Estonia, Hungría, Portugal y República Checa.

La conclusión es, por lo tanto, que hay un amplio margen de mejora en nuestro país.

La hoja de ruta para incrementar la apuesta por la inversión en I+D pasa, según Xavier Ferràs, por establecer un Plan Nacional dotado con al menos 12.000 M€ para programas fácilmente ejecutables, coordinar las políticas de investigación e industria, establecer una política de investigación industrial que pivote alrededor de la Industria 4.0 y fomentar la adopción acelerada de tecnologías disruptivas, entre otros.

Tendencias de inversión en I+D en robótica

Si nos limitamos al campo de la robótica, la inversión mundial en I+D se situó en 2019 por encima de los 1.000 millones de dólares, según datos de la International Federation of Robotics. En su estudio World Robotics R&D Programs, la IFR destaca el programa marco de la Unión Europea Horizon 2020, con una dotación aproximada de 780 millones de dólares para fomentar la digitalización de la industria a través de los robots, las aplicaciones robóticas en áreas emergentes, la interacción humano-robot, tecnologías como la inteligencia artificial, etc.

Por su parte, el ambicioso plan estratégico Made in China 2025 se plantea mejorar las capacidades de fabricación de las empresas del país. Dentro del Plan de Desarrollo de la Industria Robótica, el gobierno chino invirtió 577 millones de dólares en 2019 con el propósito de alcanzar una densidad de 100 robots por cada 10.000 empleados, así como de lograr que el 45% de los robots que se instalan en el país asiático sean de gama alta.

La IFR también pone el foco en Japón, primer fabricante mundial de robots industriales, que ha incrementado hasta los 351 millones de dólares el presupuesto relacionado con este campo, con la voluntad de convertir a Japón en el centro mundial de innovación robótica.

En España, la IFR prevé que las inversiones en robótica industrial aumenten cerca de un 10% anual entre 2019 y 2022. De esta manera, nuestro país afianzará su posición de cuarto país europeo en robótica industrial, solo por detrás de Alemania, Italia y Francia.

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