¿En qué lugar quedan los trabajadores ante el auge de la robótica?

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La formación, clave para cubrir los 97 millones de puestos de trabajo que generará la automatización

Trabajadores Robotica

Existe cierta inquietud respecto a qué puede deparar la revolución 4.0 en los puestos de trabajo. Muchas personas ven esto como un peligro para el mercado laboral, sin embargo, debemos tener en cuenta las ventajas que proporcionará el desligar los empleos de sus tareas más tediosas y enfocarlas hacia las más creativas. La formación es la clave para que la robotización, la automatización y la digitalización devengan en avances para toda la sociedad.

Inquietud de los trabajadores frente a la robotización

Según la IFR, España es uno de los países más robotizados en el sector industrial de todo el mundo. Sin embargo, la percepción de los españoles en referencia a este proceso es de cierto escepticismo. La décima Encuesta sobre Percepción de la Ciencia de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, que preguntó a más de 7.900 españoles, apunta que el 55,3% de los participantes creen que la robotización supone un riesgo de aumento del desempleo muy alto.

¿Tiene fundamento esta visión? Numerosos estudios parecen indicar lo contrario. Los expertos creen que, frente a la desaparición de puestos de trabajo a causa de la automatización, también se generarán muchas nuevas vacantes. Según el Foro Económico Mundial, hasta 2025 se eliminarán 85 millones de puestos de trabajo en el mundo, pero a la vez se crearán 97 millones nuevos puestos de trabajo, lo que representa un crecimiento neto de 12 millones.

La creación de puestos de trabajo debe ir vinculada a una formación para adaptarse a la robotización, ya que según datos del estudio The Future of Jobs 2020, la tasa de automatización de la fuerza laboral será un 14% más alta y el trabajo desempeñado por entero por seres humanos será del 53%, una gran diferencia respecto al 67% actual. Por eso, la entidad prevé que en los próximos cinco años la mitad de los empleados necesiten capacitarse.

Dado que la revolución digital, robótica y de automatización es un hecho -como afirmaba recientemente el profesor Niño-Becerra en el AER 3rd Summit, “la robótica es el sector por el que se moverá el mundo”- adaptarse al nuevo paradigma es fundamental para mantener el equilibrio en el mercado laboral. La clave es centrar nuestra visión en la transformación del trabajo más que en la creación o la destrucción de empleo.

La revolución 4.0: clave para la generación de nuevos puestos de trabajo

Mirando la robotización, la automatización y la digitalización en clave positiva, podemos decir, sin lugar a duda, que los cambios que se produzcan llevarán a una revalorización de los puestos de trabajo.

Los cambios en la industria ya se están produciendo y vemos como cada vez los perfiles demandados requieren de una mayor formación y, por lo tanto, un trabajo menos repetitivo y más creativo. Los trabajadores tienen más tiempo para plantearse cómo mejorar la producción y resolver problemas que antes hubieran provocado la paralización de toda una cadena productiva.

Fuera del entorno industrial también hay trabajos que pueden ser substituidos por robots o inteligencias artificiales. Según la AECOC, la clave reside en que estos empleos se adapten a la nueva situación de forma paulatina.

Por poner varios ejemplos, en el sector de la abogacía, muchas de las tareas se podrían sustituir por la inteligencia artificial, lo que conllevará que los futuros abogados deban saber de ingeniería en ciencia computacional además de derecho.

Los bots son ahora capaces de seleccionar información de diversas fuentes y generar noticias de forma automática. Esto no significa que los periodistas se vayan a quedar sin trabajo, sino que se podrán dedicar a temas de mayor profundidad y con una vertiente creativa que una IA no puede aportar.

La robótica móvil, unida a la visión artificial, ya colabora con el ser humano en la recolección de frutas. Hay robots que se dedican a cocinar en muchos restaurantes de Estados Unidos o China. No obstante, los comensales buscan un toque personal en los platos. Los sistemas robóticos, en cualquier caso, pueden agilizar tareas en las cocinas y permitir llegar a más comensales.

Los analistas financieros podrán dedicarse a la aplicación de nuevos métodos matemáticos y estadísticos en su área de trabajo gracias al control de los patrones por la inteligencia artificial.

Pero los chatbots están lejos de sustituir el trato personal que ofrece un teleoperador y la solución de problemas de forma personalizada.

En cuanto a la construcción -sector con gran potencial de automatización- se prevé un futuro en el que robots y humanos colaboren mano a mano en las obras, o en lo que ya se conoce como construcción off-site. Los robots tienen la cualidad de no cansarse, pero siempre deberán estar supervisados por el hombre.

Desde principios del siglo pasado, con teorías como la del “determinismo tecnológico” de Veblen, según la cual la tecnología es capaz, por ella misma, de incidir de manera directa y positiva en el desarrollo socioeconómico de un grupo, o la famosa “destrucción creativa” de Schumpeter, describiendo el proceso de “mutación industrial” inherente a la evolución humana, la revolución tecnológica es una realidad que se va imponiendo a un ritmo agigantado. En los últimos 15 o 20 años ha cobrado una velocidad inusitada, pero la intervención humana cobra cada vez mayor protagonismo. Y la clave de la participación humana, de los trabajadores, en la transición y en el futuro pasa por la formación.     

La formación como piedra angular para adaptarse al nuevo escenario

El puente entre el mercado laboral actual y el que se está gestando por la mejora tecnológica es la formación. Para los nuevos puestos emergentes, según el grupo de trabajo de formación de AER Automation, “sería necesario incrementar la colaboración entre los centros de formación profesional y las empresas para que estas últimas puedan ayudar en la dotación de recursos que mejoren los conocimientos prácticos de los alumnos”.

Si los profesionales del futuro serán principalmente ingenieros y profesionales instruidos en centros de formación profesional, “será necesario que la empresa se involucre más en la formación, no tanto de los alumnos sino de los profesores”, según concluye el grupo de trabajo de AER Automation.

En el caso de los trabajadores que ya forman parte de una empresa, se deben implementar modelos de carrera y formación adaptativos. Es decir, que la empresa ponga facilidades y recursos para formar a los trabajadores actuales, y que poseen experiencia en el sector y en la empresa, en lugar de limitarse a contratar nuevos perfiles. “Los profesionales valorarán modelos de carrera y formación adaptativos, en los que puedan escoger la velocidad en su desarrollo, tengan recursos formativos a su disposición, puedan consumirlos bajo demanda, y sean sociales y experienciales en todo lo que se pueda”.

Los perfiles más demandados en un futuro irán ligados al conocimiento en robótica, informática y telecomunicaciones, pero por encima de todo a una cualidad muy humana: la creatividad. Esta revolución industrial que estamos viviendo puede ser una época brillante que saque lo mejor del ser humano, relegando las tareas tediosas y mecánicas en robots e inteligencias artificiales, y dejando más tiempo a las personas para pensar y crear un futuro mejor. Tanto dentro como fuera del ámbito laboral.

En esta línea se manifiesta Alfons Cornella, fundador de Institute of Next y presidente de Infonomia: el futuro parece adivinarse como el de una combinación de humanos y máquinas, haciendo cada uno lo que mejor sabe hacer: las máquinas, seguir procedimientos (rutinas, algoritmos); los humanos, actuar ante los imprevistos y las excepciones”. Y añade: “estamos justo al principio de un gran cambio en el que la colaboración entre humanos y máquinas puede convertirse en algo habitual, y en el que dejará de tener sentido hablar de “recursos humanos” en una organización, para pasar a hablar de “recursos inteligentes” (humanos y máquinas), gracias a la combinación creciente de las inteligencias humana y artificial”.

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