Jacob Pascual Pape cuenta con más de 15 años de experiencia en el campo de la gestión de ventas internacionales y desarrollo de negocio. Desde las oficinas de Universal Robots en Barcelona, hace cuatro años que coordina la entrada de la compañía en los mercados del Sur de Europa, África y Oriente Medio.
¿Nos encontramos ya en la era de la Industria 5.0?
Si bien existe el movimiento global de la Industria 4.0, construido alrededor de la creación de fábricas del futuro inteligentes y conectadas, también hay una nueva tendencia: la Industria 5.0 es un escenario donde los robots manejan las herramientas y realizan todas las tareas mientras los trabajadores humanos supervisan las operaciones. Apoyados por la tecnología inteligente, los seres humanos y las máquinas colaboran simultáneamente en la planta de la fábrica.
De acuerdo con una encuesta realizada por Accenture Consulting, el 85% de los fabricantes de todo el mundo consideran que la “mano de obra conectada“, es decir, el trabajo realizado conjuntamente entre robots y seres humanos, será algo rutinario en los procesos de fabricación para el 2020.
¿Qué ventajas aporta la colaboración entre robots y humanos en un entorno de trabajo?
Los robots colaborativos, o cobots, son útiles porque pueden encargarse de tareas ordinarias, repetitivas y peligrosas mientras que el empleado humano asciende a posiciones de mayor valor y responsabilidad. En esta situación, el hombre y la máquina trabajan en sincronía: el empleado puede utilizar su creatividad para dedicarse a proyectos más complejos y utilizar el cobot como una herramienta multifuncional, tal y como lo haría con un destornillador o un dispositivo de embalaje.
¿Puede ofrecer un ejemplo concreto de uso de la tecnología colaborativa en un entorno industrial?
Stantræk es una empresa danesa especializada en el área del Contract Manufacturing de piezas mecánicas basadas en estampaciones y muelles, que ha estado poduciendo piezas de ingeniería bajo encargo y en líneas de producción cortas para clientes en múltiples países y procedentes de diversas industrias. Stantræk se enfrentaba a una fuerte competencia por parte de los países de Europa del este y la solución a este reto pasaba por la automatización y la inversión en su planta en robótica colaborativa. Optó por invertir en dos brazos robóticos UR5 de Universal Robots, que contribuyeron rápidamente a impulsar su productividad: su facturación creció de los 3,5M a los 6M en tan solo unos años, y sólo tuvo que ampliar la plantilla de 21 a 28 empleados.
Uno de los robots UR5 instalados se utiliza por ejemplo para producir piezas mecánicas: primero las coloca en una máquina de estampación y luego en una caja. Mientras que un operario experimentado que puede colocar en una caja una media de 400 piezas por hora, el cobot es capaz de colocar 300 piezas a la vez, lo cual supone un importante aumento en la producción de la compañía sin los costes asociados a un aumento en recursos humanos.
¿Qué ritmo de implementación de robótica prevé en las empresas españolas en comparación con los países más automatizados del mundo?
Desde el punto de vista de Universal Robots, España ha acogido con gran entusiasmo la robótica colaborativa. En línea con países como Alemania, Francia o Italia, cada vez más compañías de todos los sectores y tamaños están contemplando los robots colaborativos como una excelente opción para su estrategia de automatización.
Sólo en la industria alimentaria, se espera que los robots creen entre 70.000 y 90.000 empleos en todo el mundo entre 2018 y 2020, según la Federación Internacional de Robótica.
¿Qué inversiones supone adaptarse al modelo 4.0?
El desarrollo de los cobots ha hecho que la automatización sea algo accesible para todos. Su facilidad de uso, implementación flexible, colaboración humano-máquina, ahorro de espacio y rápida amortización convierten a este nuevo tipo de robot en algo atractivo sin importar el tamaño de la operación. En cuanto a su instalación, no se requiere de ningún cambio en la línea de producción, ya que se pueden instalar en cualquier lugar de la fábrica siempre que exista un punto de luz. Sí que es necesaria una pequeña inversión en los efectores finales y accesorios necesarios para que el cobot pueda realizar una aplicación. Generalmente, esta se amortiza en menos de un año.
¿Cómo se puede garantizar que la cuarta y quinta revolución industrial no generen una brecha entre grandes empresas y pymes?
Nuestro objetivo siempre ha sido poner nuestros robots al alcance de los fabricantes y las pymes que hasta ahora han considerado la robótica como algo demasiado costoso y complejo. Creemos que para ser verdaderamente colaborativos es importante que los robots sean asequibles y accesible. De esta manera, estamos acortando la brecha entre grandes empresas y pymes.
¿Cómo percibe que los trabajadores están recibiendo los avances de la robótica en las fábricas y centros logísticos?
Desde que aparecieron los primeros modelos comerciales de robots colaborativos, la robótica se está convirtiendo cada vez más en una parte integral de las estrategias de automatización en las empresas de fabricación de todo el mundo. Un cobot no está diseñado para reemplazar a la plantilla humana, sino para hacerse cargo de tareas extenuantes o incluso peligrosas. Hoy en día, la acogida es muy buena por parte de los trabajadores, ya que permite al personal de la fábrica invertir su tiempo en labores más creativas donde el factor humano sí es importante.
La robótica colaborativa también presenta la perspectiva de mejorar la seguridad y la satisfacción en el lugar de trabajo, a la vez que permite funciones más interesantes para los trabajadores humanos y estimula el crecimiento del empleo. Y finalmente permite a los trabajadores adquirir nuevas habilidades y conocimientos relacionados con su manejo y programación, y les hace sentir más valorados en su trabajo.